Marquesina

Espero que os sirva mi experiencia. Gracias por visitarme, vuelve pronto.

28 jun 2013

Tiempo

Ya hacía algo más de un mes que no estaba por aquí, pero este mes fue duro. Aún después de superar un cancer, debes ir a revisiones cada "x" tiempo para comprobar que todo sigue en orden. Siempre que me sucede un problema grave de salud, mi cuerpo se rodea de una extraña sensación de irrealidad... Como si lo que estuviese viviendo no fuese real, y estuviese a punto de despertar de un largo sueño.

Es curioso como pasa el tiempo cuando estás dentro de un hospital... Especialmente cuando no es recomendable que te levantes de la cama, no tienes nada para pasar el rato, y aunque tengas cosas para leer o para entretenerte, llega un momento en el que todo te cansa, y tu cuerpo te pide a gritos moverte y salir de ese lugar.

Después de que las pruebas mostrasen unos ganglios más grandes de lo común, me operaron para sacarme una muestra y enviarla a laboratorio. Todo en vano, pues aun siendo más grandes, no sirvieron para dar suficiente información. Tras algunas pruebas más, me dicen que me van a enviar al Hospital Clínico Universitario de Santiago, para hacer una biopsia y entonces saber contra que luchábamos, ponerle nombre a esa enfermedad que tenía.

Siendo yo de donde soy, el hospital que me tocaba no era el de Santiago de Compostela, pero mi doctora dijo que era el mejor lugar para tratar estas cosas, así que harían lo posible por enviarme allí. El problema era el que es siempre... la burocracia... Y para poder pasar de eso e ir hasta Santiago, tuve que quedarme en el hospital toda una semana entera más, allí en el cuarto, en aquella cama.

Al principio, en aquel momento, ya no soportaba más, necesitaba salir, moverme... No podía estar una semana más en aquel cuarto de hospital, completamente blanco, todo era blanco en ese lugar. Aquí en España no es así, pero en muchas culturas, el blanco es el color de la muerte. En el hospital todo era blanco, todo a mi alrededor... Pasé una semana francamente frustrante... llegando incluso a llorar de nuevo por las noches, haciéndome preguntas sin respuesta y con mi interior gritando desesperado por salir de ahí. El tiempo no avanzaba. Un día en el hospital se me hacía tan largo como tres o cuatro días normales en mi casa y en la calle, haciendo mis cosas, viviendo mi vida, todavía sin conocer lo que me estaba pasando, casi me estaba matando más el no salir del hospital que mi propia enfermedad.

En esos casos es importante tener a alguien a tu lado que te ayude a pasar las largas horas de los largos días de hospital. Yo por suerte tenía a mis padres, mi hermana y mis dos amigas que estaban allí conmigo algún que otro día, me habría vuelto loca entonces de no ser por ellos.